La realidad de la tragedia: El efecto cancha.


Por Luis Lopes Martins (desde Río Janeiro, Brasil)

"Los octavos de final han demostrado que los equipos no brasileños y argentinos, salvo excepciones, han perdido, por fin (!), el respeto, y ahora juegan de igual a igual en cualquier estadio". Esto fue afirmado ¡hace un par de posts!

Como todos vimos, en el último round de la Copa Libertadores, cuatro de los cinco equipos brasileños que seguían en la Copa van a empezar sus vacaciones internacionales más temprano.

Cruzeiro, Internacional, Fluminense y Grêmio vuelven a Brasil, en tanto solamente el imprevisible Santos continúa buscando la taza. Pero qué causó esta eliminación anticipada de equipos que cuentan con tanta plata; buenos jugadores (entre estos equipos tenemos a Fred, Roger, (¡Dale!)Sandro, Montillo, Conca, entre otros) ¿y la tradición? ¿Será que el efecto cancha ya no impone tanto respecto en Brasil, como fue dicho? A ver…

Todos los datos de este post son referentes a las libertadores anteriores.

El aprovechamiento promedio de los equipos brasileños jugando en su casa es, de lejos, el mejor dentro de todos los países sudamericanos - cerca de 80% (por comparación: 74,6% de Argentina y 46,5% de Perú)

Pero esto, de forma alguna significa que la cancha  brasileña sea la más influyente, sino exactamente por el contrario. Hay que considerar el promedio de diferencia, o sea, ver realmente la diferencia entre los resultados dentro y fuera de casa. Igualmente el aprovechamiento brasileño jugando fuera es el mejor, pero la diferencia, aunque sea grande, no es grotesca: va a 46,8% (57% del aprovechamiento en casa).

La cancha Argentina se muestra un poco más influyente -los clubes de nuestro maldito vecino al sur ganan 36,5% de los puntos disputados fuera de casa (48% del aprovechamiento como mandante)-.

El corresponsal Chuzeck (?) en la Bombonera.

En Perú, la diferencia es aún más grande, sólo 17,5% de aprovechamiento fuera, número que corresponde a 37% de los resultados en territorio peruano, haciendo de sus canchas la tercera más influyente, perdiendo solamente para las altas tierras de Bolivia (fuera de casa consigue míseros 7,8%, 21% de cuando están cerquita de Evo, donde logran 36,7%) y Ecuador (cuyos número son 60,1% en casa y 13,6% fuera (63,0%))
  
Los estadios en Brasil nunca tuvieron tanta influencia en cuanto a los otros países de Sudamérica, ahora aún más. Veremos por qué:

Mineirao, Cruzeiro.



Maracaná, Fluminense.

Estas son fotos de los estadios de Cruzeiro (Mineirão) y Fluminense (Maracanã). Ambos son estadios públicos, con dos características básicas: igual confort para el equipo local y el equipo visitante, además de tener una arquitectura de gigante (capacidad arriba de 65.000 personas) que no permite la 'presión' de la hinchada por la larga distancia entre los hinchas y la cancha, distinto a lo que ocurre con la mayor parte de los estadios sudamericanos, que así como el pequeño estadio del Santos, la Vila Belmiro, son relativamente pequeños y cerquita, cerquita del gramado - ¡Arenas perfectas para Libertadores!

Vila Belmiro del Santos FC.

Todavía, especialmente, hubo un fato que cambió mucho de la programación de los clubes: ¡La copa 2014!

Con la Copa en Brasil, hubo grandes inversiones en los estadios, especialmente en los gigantes públicos, a destacarse exactamente Maracanã (palco de la final) y Mineirão (que va ser el segundo o tercero más importante, quizá recibiendo la apertura). Por esto, los estadios mencionados están cerrados desde el año pasado para modificaciones, razón que llevó sus equipos a jugar en otros locales.

Fluminense, por no tener estadio propio ahora tiene que jugar en el Estadio de Botafogo, el Engenhão, construyéndose para el Panamericano de 2007. Pero, además de no ser su casa, la arena es olímpica, o sea, hay una pista de atletismo separando las ‘arquibancadas’ de la cancha, como se ve en la imagen, dejando la hinchada tan lejos de la cancha como el Fluminense de un título internacional cuando juega la final contra LDU (?).

Engenhao, Botafogo.

Ya Cruzeiro, por no tener un estadio bueno en su ciudad fuera el Minerão, tiene que jugar en una pequeña ciudad lejos 70 km de Belo Horizonte, donde esta su sede.

Lo mismo sucede con los Gauchos de Internacional, cuyo el estadio debe estar entre los cinco más importantes de la Copa, pero no se encuentra cerrado, sino funcionando parcialmente, y Grêmio, que va aprovechar la ola para construir su arena, aunque haya sido eliminado por pura incompetencia.

Así, vemos que la frase: "Los octavos de final han demostrado que los equipos no brasileños y $%$#@$, salvo excepciones, han perdido, por fin (!), el respeto, y ahora juegan de igual a igual en cualquier estadio",  ¡tiene más variables!


¡Abraços!